UN VIAJE LARGO, LARGO...TANTO COMO MEDIA VIDA - I

CAPITULO I - LOS CAMINOS DE LA VIDA... 


ANTECEDENTES:

Bueno este escrito será largo, largo, tan largo como una vida de poco menos de 5 décadas, cuando éste escrito haya sido liberado a la humanidad sin duda su lectura podrá complementarse con una buena comida, acompañada de un buen vino, un rico mezcal o lo que sea que ayude a ahondar en este intrincado tema de la vida, los pensamientos y los sueños de las personas y claro por supuesto del bien vivir, sin duda lo escrito en este compendio inquietará a más de uno que tienen como costumbre “hacer lo que se debe” ó lo que “se considera socialmente correcto” o peor aún de los que se guían “por lo moralmente adecuado”.
 

El exponer parte de mí vida, analizar aspectos personales, abrir pensamientos muy íntimos, ideas locas y sueños extraños es para mí hoy por hoy relativamente sencillo, hace 30 años sería muy complicado imaginar que yo iluminaría esos rincones de mi personalidad para mostrarlos a alguien más, estoy seguro de que la madurez o quizá la desfachatez que da la edad han ayudado a abrir esa ventana indiscreta de mí vida, pienso que lo complicado será hilar las ideas una tras otra de forma ordenada y clara, sobre todo en una vida que ya se ha empezado a hacer larga, mi objetivo es que esto tan personal pueda formar un contexto preciso de lo que realmente se quiere expresar, explicar razonablemente los porqués de las cosas, con lo complicado que es encontrar las palabras para expresar lo que uno siente y piensa, hace tiempo decidí que yo quería ser más como un cristal, como un libro abierto, que mi pecho no iba a ser más una bodega, este cambio importante en mi personalidad otrora cerrada y poco comunicativa sucedió hace ya algunos años, no demasiados tampoco, situación que sin duda me ayudo a salir del duro caparazón con el que yo “me protegía”, con el que yo creí que también protegía de mi mismo a las personas que me rodeaban, protegerlos de esa personalidad adusta y poco amigable, una vez que pude abrir ese cerrojo, en verdad todo lo demás fue más fácil dentro de mí y así ha seguido hasta hoy día y cuando eso sucede en verdad ya no puedes regresar a lo anterior, simplemente ya no se puede.

 
También supongo que he llegado a una edad en la cual las cartas de mi vida ya están echadas,  ya sé quién soy, ya sé como soy, conozco perfectamente mis cualidades y mis debilidades, aún sigo cometiendo errores como cualquier ser humano, en verdad lo menos que puedo y quiero hacer es tratar de engañarme a mí mismo o tratar engañar a los demás con poses, imágenes o representaciones que ya no corresponden a mi persona.
 


Me queda claro que las razones que hoy tengo para hacer o decidir sobre mi vida y mi entorno podrían considerarse incorrectas, no adecuadas, “poco convencionales” o hasta descabelladas, siendo así la primer pregunta que me surge es ¿Con base en que parámetro podrían terceros cuestionar algo de mi vida? Al final son mis razones, son mis motivos, solo por ese simple hecho son válidas y forman parte fundamental de mi existencia, seguramente no serán del gusto de algunas personas o de muchas, es posible que solo algunas personas “locas” pondrán sus pulgares arriba como signo de aprobación, la mayoría muy probablemente proscribirán lo que leerán más adelante.
 
A través del tiempo he entendido que es imposible quedar bien con todos, cuando intentas eso normalmente terminas haciendo a medias las cosas para complacer a algunos y nunca quedas bien del todo, al hacer eso disgustas a otros tantos con quienes quedas aún peor, pero definitivamente lo que es seguro es que actuando a complacencia de los demás solo quedas mal contigo mismo, quedas mal con tus propios deseos, quedas mal con los sueños que quizá has tenido desde siempre, quedas mal hasta con el loco que llevas dentro, y la realidad es que ese loco nunca va a desaparecer, se oculta por temporadas largas, es posible que “la forma de vivir” que llevas lo haya aburrido tanto que parezca anestesiado o muerto…pero ese loco siempre despierta, siempre regresa y cuando lo hace, inquieta, mmm…y siempre me he preguntado ¿Ese loco que llevamos dentro realmente regresa solo para inquietarte? O quizá regresa para despertarte del letargo en el que vives y que el tipo de vida que llevas no te permite observarte objetivamente y con claridad. Cada quien tendrá su pensamiento y su propia respuesta.
 

Cada uno de esos sueños, pensamientos, ideas y sentimientos son mi vida, y pienso que las personas que me quieren lo valorarán aún no estando de acuerdo, no con la misma intensidad pero lo harán. También se que muchas personas de esas que son más aventureros de televisión o rebeldes de closet se identificarán con lo que he decidido, aunque esos intrépidos de cartón nunca se moverán del sillón de su sala.
 
A todo ese movimiento interno que te inquieta, que te cuestiona de cuando en cuando y que te confronta con la vida que llevas yo lo llamo el “sentimiento básico”, realmente creo que solo algunas personas en el mundo tienen la posibilidad de percibirlo realmente, y de esos algunos solo muy pocos tienen la claridad para entender ese llamado con la suficiente fuerza para hacerle caso para motivarlos a moverse de donde están hacía otro lado, quizá no es tan claro a donde debes moverte pero siempre será a un lugar mejor, incluso por razones que ni siquiera uno mismo en ese momento comprende, pero te mueve. Yo creo, en verdad, ser de esas personas, a lo largo de mi vida me ha sucedido cíclicamente y siempre lo he tratado de conducir por los caminos de “lo socialmente adecuado”. Hoy es el día de abrazar ese sentimiento y no dejarlo ir, no ignorarlo, no proscribirlo y mucho menos considerarlo indebido, porque creo que a lo largo de mi vida he recibido suficientes mensajes que me han hecho percibir profundamente “ese sentimiento básico”.
 

Tengo 53 años bien vividos, en ese tiempo he tomado decisiones relevantes, unas buenas y muchas otras malas, hasta ahora no me puedo quejar pero mi vida como la de todos se ha conducido a veces con algunos capítulos y temporadas muy nefastas, y muchas otras temporadas muy buenas, a pesar de eso me ha ido bien, bastante bien, el punto es que...no sé cómo decirlo, creo que en el fondo no soy del todo feliz y sé que esto de la felicidad no es del todo así, pero es la única forma que he podido encontrar para expresar que aún falta mucho por escribir en esta mi historia. Pero si no hago cambios radicales, ya podré escribir mucho más y realmente no es lo que quiero.
 
Para ser sincero no sé bien a bien que significa ese concepto de “ser feliz o no serlo”  y en verdad tampoco es a causa de alguna crisis de edad, no sé si sea algo que la sociedad ha impuesto para encasillar la vida de las personas en blanco y negro en bueno o malo, pero considero que es relevante saber si realmente existe la felicidad como tal o es solo un concepto implantado socialmente. En lo personal siempre he tenido ese deseo de buscar “eso” la felicidad, la cual utópicamente pudiera interpretarse como una mezcla de factores en la vida de una persona como; tener estabilidad emocional, no tener problemas económicos, no tener grandes sobresaltos en la vida, llevando una vida “cómoda”, con un seguro de gastos médicos, con relativa buena salud, tener un trabajo estable con prestaciones aceptables, perseguir un futuro patrimonio o en vías de hacerlo, o bien podría ser teniendo un negocio exitoso, poseer con una casa acogedora, acompañado de una familia hermosa formada por tus hijos a tu lado, con mascotas felices retozando en tu jardín, una esposa que te quiera y como cereza del pastel sería deseable  que también estés acompañado de tu familia de origen y que además esa familia de sangre se lleve bien con tu familia política y no solo que se toleren como sucede en el 99% de las veces, esto entre otras cosas creo podría denominarse como un estándar de lo que sería la felicidad de una persona promedio.
 

Pues bien creo que eso es completamente subjetivo, difícil de lograr y la búsqueda es sumamente desgastante y por momentos frustrante, para que en un futuro medio los abuelos, los padres o amigos y conocidos puedan pensar o decir “mi hijo o mi nieto tuvo éxito” o “fulano de tal es exitoso”, pues eso también vuelve a ser subjetivo, por momentos hasta pareciera que tu vida solo se enfoca en el cumplimiento de los estándares de los demás y no en los tuyos propios.
 
Yo estoy convencido que dentro de cada uno de nosotros existe un chip, eso que anteriormente llame el sentimiento básico, aunque no todos puedan percibirlo, creo que ese aspecto lo podemos moderar o “domar” por temporadas, por periodos largos en la vida, también podemos disfrazarlo o disimularlo por muchos años, pero siempre existirá dentro de nosotros, hasta que sale a la superficie, siempre sale, y si ese chip personal es el generador de algo dentro de ti que te hace sentir  vivo o útil o que le da significado real a tu vida, a la tuya nada más, pues… hay que hacerle caso, sin duda, aunque hacer eso siempre será un potencial generador de problemas, para ti y para las personas que te rodean ya sea que estén de paso o que sean relaciones permanentes en tu vida, porque tarde o temprano ese chip se activará y terminarás actuando, moviéndote de donde estés o de lo que estés haciendo o incluso modificando radicalmente los términos actuales de tu vida y de quien esté a tu lado, probablemente tendrás que renunciar a los apegos más añejos que puedas haber generado, eso te lleva a renunciar a todo lo que no te lleva al lugar que estás buscando, es seguro que inicialmente no sabes cuál es ese lugar, en realidad no importa, cuando llegas ahí, solo lo sabrás, lo sentirás o cuando menos que estás en el camino, incluso hay personas que nunca llegan “a ese lugar”, pero quizá y solo quizá “el lugar” de esas personas solo es estar en el camino y no en el destino.
 

Yo creo tener ese chip, lo tuve quizá desde la primaria en aquella ocasión que no me pasaron a recoger a la escuela y tome mi camino a quien sabe dónde, pero solo comencé a caminar, más fácil era llorar a esa edad, o solo quedarme dormido o sentado en las escaleras del colegio, pero yo decidí caminar aunque seguramente también lloré en el camino, o como a los 18 años que de un momento a otro decidí irme a Europa y ya allá viajando con dos amigos decidí viajar solo, no fue un pensamiento, no fue un conflicto entre viajeros, solo fue una necesidad primicia fulminante que me hizo actuar, escribí en una hoja de papel un par de cosas y ellos visitando una parte de la ciudad y yo otra, a través de ese papel me despedí y a 9,184.4 kilómetros de distancia de mi casa en la Ciudad de Granada España inicie mi viaje “en soledad” con la mejor compañía que tenía a mano…yo mismo.
 

A esa edad y en esos años de mediados de los ochentas cuando todo era diferente, todo era básico, yo con una crianza de casa, solo de casa, no podía conocer aún mis propios alcances, no sabía de que estaba hecho, muy inexperto en muchas cosas, con solo el idioma nativo encima y todas las ínfulas de un pretencioso adolescente mexicano de clase media, que en su cuadra se sentía dueño del mundo, pero un poco más allá el mundo se empezó a hacer grande, muy grande, pero ese joven a esa edad y en ese lugar, solo comenzó a caminar en ese inmenso mundo, lo hizo en contra de todos los pronósticos que de su personalidad se podría esperar, pero al final son cosas que nunca me causaron temor, solo llegan y llegan tan fuerte que te mueven y me moví.
 

Ese chip se activó nuevamente a mis 27 años en donde de un momento a otro decidí irme a Cancún, con una pareja en un plan inicial y que debido a los miedos, los traumas o las inseguridades que cada persona alberga en su interior le hicieron tomar la decisión de “no ir”, al final me fui solo, en Cancún se forjaron muchas ideas personales para mí futuro, en buena parte se formó el inicio de mi personalidad adulta y como individuo, también se generaron mis primeros sueños reales como persona consiente, vinieron sentimientos y resoluciones que a uno le llegan en esos momentos, en esos años llamados de “la plenitud de la vida”, aunque después la vida misma se empecine en tratar de borrarlos con una o muchas nueva vidas encima, y así me sucedió a mí, como le sucede a la mayoría de las personas en el mundo, en donde sus vidas poco o nada tiene que ver con lo que pensaron, soñaron o desearon en la juventud.
 

Estando en Cancún era feliz, por momentos fue el único lugar en donde pensé que había llegado a donde quería estar, es poco probable que nadie lo recuerde pero es interesante darme cuenta que mi primer idea de que hacer en de mi vida adulta fue el ser oceanógrafo o biólogo marino, motivado en su tiempo por Ramón Bravo y Jacques Costeau, en esos ayeres no había mucha información de donde echar mano para investigar al respecto, pero los pocos accesos a programas de televisión, a algunos libros de Time Life que se tenían en casa y principalmente a una mágica y aparente eterna suscripción que se tenía  de la revista de National Geographic fueron los motores de esos sentimientos, de esos sueños juveniles, sin embargo el fogoso deseo de estudiar Oceanografía en los 80´s fue apagado de inmediato con diversos baldes de agua helada, el primero debido a la situación tan precaria del país hacia esas carreras nacientes, el segundo debido a la lejanía de ir a estudiar a Guaymas Sonora y lo que eso representaba en una familia de clase media en el DF, el tercer balde fue un rotundo NO emitido sonoramente por mis padres que al unísono clamaron “te vas a morir de hambre” y el último balde y más importante fueron mis escasas aptitudes académicas, que terminaron de tajo y para siempre con esa loca idea que en los años ochentas estaba fuera de época, hoy en retrospectiva pienso que a esa edad en ese tiempo fue lo más cercano que una persona como yo pudo haber tenido como su primera pasión.
 
  

Regresando a los tiempos en Cancún, a los 27 años tenía toda una vida por delante, aunque la pareja en turno me alcanzó meses después de mi partida, la verdad es que su llegada solo ocasionó una presión innecesaria a un mundo personal que apenas se estaba formando y que Cancún era tierra fértil para incubar esos sueños, pero para ella no porque de una u otra forma ella no tenía ni la intención ni el deseo de vivir allá, obviamente la relación no fue exitosa, en realidad y siendo sincero mis relaciones nunca lo han sido, eso es un costo de personalidad que debo asumir, pero esa es otra historia.
 

En Cancún mi deseo era comprar un velero, estuve cerca de hacerlo, lo perseguí los 3 años que estuve allá, aunque solo eran 18 mil pesos, en ese tiempo fueron inalcanzables, nunca pude, nunca se logró y menos cuando a tu lado tienes a alguien que no comparte esos deseos y que además nada de lo que sucede le satisface, en esas circunstancias fue difícil tomar decisiones unilaterales de ese tipo, nunca compré el velero pero recuerdo que el deseo de hacerlo fue fuerte, intenso, sin embargo debo reconocer que parte de mi personalidad tiene esa mala costumbre tan arraigada de no aceptar fácilmente las derrotas de la vida y las derrotas en la relaciones de pareja, también mi personalidad no tenía en ese tiempo la capacidad de asumir las pérdidas de esas derrotas, y por ende no tenía la claridad para darme cuenta de cuando es tiempo de terminar una relación que no iba a ningún lado, al contrario de eso, nos casamos, más con el afán de cumplir los estándares de pareja socialmente establecidos, sumado a un deseo personal y permanente de tratar complacer a una pareja insatisfecha de todo y de nada a la vez (por cierto hoy en día sé que eso también es un patrón que me persigue), en esos años mozos ese deseo de ver contenta y feliz a la persona que tenía a mi lado era prioritario, o simplemente era una idea falsa de rescatar lo que ya estaba perdido, analizar eso ya no tiene sentido, pero es bueno poner el contexto, además en el país las cosas no eran fáciles debido al mentado error de diciembre al final de un sexenio gubernamental y el inicio de otro, todo eso junto ocasionó que la presión de las cosas se resolviera en el final de la vida en Cancún y el inmediato regreso a la Ciudad de México “en contra de mi voluntad”, en ese tiempo mi voluntad no era tan férrea, mi sueño de mar volvió a quedar guardado en un cajón.
 

Y bien ahí es donde la vida te regala más vida, de ninguna manera este comentario es una queja, al contrario, es un hecho, pero ese hecho dejó dormido por segunda vez y por mucho más tiempo ese sueño tan personal de mar.
 
La vida se lleno de muchas cosas muy buenas, mi vida se lleno de caballos, de rancho, de motos, de puestos de trabajo, de responsabilidades, hubo dinero por momentos, hubieron viajes, de todo un poco, todo agradable, y todas esas cosas llenan una vida en verdad, pero…a mi parecer o en mi caso cuando menos, no alimentaron ese lugar especial dentro de uno mismo, ese lugar que da plenitud perpetua, se dice que nada es para siempre, pero en verdad creo que cuando alimentas ese lugar especial dentro de ti al que yo llamo “el vasito de la plenitud personal”, cuando lo alimentas, aunque sea con poco, lo que entra ahí ya nunca vuelve a salir, ese vasito nunca baja su nivel, siempre solo es para sumar, cuando pones algo ahí dentro se deja huella indeleble en ese pequeño espacio, eso aún no sé cómo explicarlo. Aunque por otro lado también es muy posible que el insatisfecho permanente sea yo, no lo sé. Profesionalmente tampoco me puedo quejar, por momentos hice mucho más de lo que yo mismo esperaba y lo hice bien, hasta que se gastó, se gastó dentro de mí y en verdad me costó mucho tiempo dejar atrás ese papel que represente por muchos años, el del Contador, el del Profesionista, el del Director que todo lo sabía, el que todo lo solucionaba, para eso me llevaban a esos puestos, esa fama nadie me la regaló y para eso era bueno, pero lo que es una realidad que tarde o temprano te abofetea con fuerza es justo eso, que siempre había alguien que te llevaba, alguien que te dirigía, alguien que te mandaba y que tu debías obedecer. Pero esa… también es otra historia.

 

Desde aquellos años en Cancún hasta la fecha vinieron más personas con necesidades de rescate, aunque pensándolo bien es fácil responsabilizar a los demás, en ese caso es muy posible que el de la necesidad del rescate haya sido yo y solo me veo reflejado en las demás personas, en fin no soy muy bueno en aspectos psicológicos, las cosas así se dieron.
 


Después vinieron las hijas, que sin duda quizá sea lo más hermoso que uno puede sentir como ser humano, ese amor puro, simple y total, que siempre se ve enfangado por miles de cosas que poco o nada tienen que ver con el amor. También nació Rodrigo y aún sin entenderlo, sin tenerlo realmente, simplemente se fue, dejando vacíos por todos lados, huecos que nunca se llenaran, dejaron mi corazón roto y mi alma marchita, pero aún así uno sigue uno simplemente aprende a vivir con esos huecos, después vino la separación de mis hijas cuando mejor llevaba a cabo mi papel de papá, ese papel para el que nunca audicioné, papel que nunca soñé pero que al llevarlo a cabo me sentí tan pleno, tan capaz como pocas veces en mi vida, como cuando no sabes para que eres bueno pero en el camino te das cuenta de que naciste para eso y sin duda yo había nacido para ser papá, siendo papá sin duda llenaba cotidianamente ese “vasito de la plenitud personal”, vino la separación más por una necesidad de supervivencia personal, para evitar caer en la locura cotidiana y en una dinámica sumamente enferma, y fue cuando de golpe y porrazo acabo mi paternidad para siempre y eso significó en verdad para siempre, porque con la muerte de Rodrigo decidí operarme para no volver a tener hijos, simplemente no sería capaz de volver a sentir ese dolor tan profundo. Con la separación de mis hijas se abrieron otros dos boquetes que nunca más se pudieron llenar, incluso ahora, mis hijas están pero no están, dentro en mi corazón las amo con todas mis fuerzas, luche 12 años para estar más cerca de ellas, para conseguir una custodia compartida que nunca se logró, yo buscaba que mis hijas y yo tuviéramos tiempos igualitarios, con las obligaciones, responsabilidades y derechos que eso conlleva, pero eso nunca sucedió, lo intenté muchos años pero en verdad por sanidad mental llega un momento que debes parar, tienes que decirle a tu cabeza que debes dejarlas ir, porque el precio de no hacerlo es la locura, la añoranza eterna de ese deseo incumplido, de ese amor inconcluso, que ahora solo es lejano y que solo se deja ver y sentir esporádicamente, así que primero tuve que dejar ir a Rodrigo a la fuerza, sin desearlo y después de distinta forma pero igual tuve que dejar ir a mis dos hijas, sin desearlo tampoco, tuve que olvidarlas de mi día a día de su día a día, de su desarrollo cotidiano, de sus problemas diarios, de sus sentimientos continuos, de sus caritas de todos los días y de todos sus estados de ánimo, de sus besos y abrazos diarios, simplemente se detuvieron de golpe, al inicio no me permitieron verlas por 2 años, y que como resultado del acuerdo legal terminara siendo papá 4 días al mes, y con el tiempo dejar de ser papá para ser más un proveedor. Es complicado explicarlo , pero quien ha estado en ese caso lo entenderá.
 

Las personas que amas si no están cerca las tienes que soltar y mis hijas en realidad no están, ya no están, no formo parte de su vida diaria y ellas ya no forman parte de la mía, no por deseo personal, no por falta de amor, pero si por culpa mía al tomar la decisión de separarme, un costo que se paga toda la vida y de muchas formas. ¿Suena raro?, ¿Suena brusco?, ¿Suena cruel? No lo sé pero la tristeza se implantó en mi por muchos años añorando volver a estar con ellas y ser parte real de su vida diaria, algo que ya no pasará, creo que esto solo lo entenderá un papá que haya pasado por lo mismo, te mueres un poco cada día por esa razón y para un papá que ama a sus hijas, eso no tiene cura.
 
De buscar y buscar uno también se agota, el amor a los hijos es ilimitado, no tiene rencor, tampoco tiene condiciones, pero con el paso del tiempo el hueco se hace más grande y si no paras en verdad se te puede ir la vida de a poco, dejas una parte de ti en cada hijo cuando no estás cerca o cuando no te permiten estar cerca, pierdes muchas etapas de su infancia, pierdes grandes capítulos de su juventud y después toman su propio camino. Hoy llevo 12 años en esa búsqueda para que pudieran estar conmigo, busque tratando de no violentar, no haciendo efectivos los innumerables incumplimientos a los acuerdos legales, solo con la idea de que ellas no salieran lastimadas, tratando de no forzar demasiado para no romper las cosas, para no generar más agresión de la que ya recibían en casa. De haber seguido así cuando menos me dé cuenta tendré 75 años y las cosas seguirán igual, ellas con su vida y yo deseando estar con ellas, en realidad no se puede vivir así, hoy ya no estoy dispuesto, ya no, no por falta de amor hacía ellas, de ninguna forma, en verdad es por justamente por lo contrario.
 

O quizá nunca tuve el chip de papá, quizá si lo tuve y ya se daño, quizá si lo tengo aún dentro de mí pero ya se modificó, en las formas, en los tiempos y en los alcances, en realidad no lo sé. Sin duda mi vida hubiera sido muy distinta de haber tenido a mis hijas conmigo, mi vida hubiera ido por otro lado, mi vida hubiera sido para ellas y yo realizado por esa razón, me vi y me imagine mucho tiempo consagrado a ellas, pero no sucedió y ante eso también debo reaccionar por supervivencia, el tener a mi lado la sombra y el recuerdo permanente de Rodrigo es difícil, por momentos siento y creo que mi alma está llena de huecos que no se llenarán, heridas que no sanaran, pero la vida siempre te levanta, tu espíritu siempre está en guardia y he resuelto que debo vivir de otra forma y de verdad hacerlo por mí, pienso en verdad que al hacer eso indirectamente lo estaré también haciendo por ellas, aunque sea de lejos, de muy lejos. Quizá mi enseñanza para mis hijas en el futuro será mostrarles que el mundo es mucho más grande que un departamento en una buena zona de la ciudad.
 
Lo sucedido con Rodrigo, el saber que estuvo tan poco tiempo y buena parte de ese tiempo solo en el dolor y en el sufrimiento fue muy difícil pero con el tiempo me di cuenta que su paso por este mundo me había dejado una gran enseñanza que ocasionó en mí la primera gran modificación importante de mi vida, que fue quitarme lo amargoso, lo soberbio, lo necio, lo peleonero y toda esa personalidad “exitosa” pero despreciable de muchas formas que construí por muchos años, basado en las inseguridades personales sin duda, pero también en el deseo quizá innecesario de demostrarle a la gente y a mí mismo que si podía, que si sabía y que no era menos que nadie, toda esa personalidad empezó a desaparecer cuando pude trabajar la muerte de Rodrigo con todas las lecciones que eso me dejó.


 
La ausencia de mis hijas y lo que siento por dentro todos los días al no ser su papá de 24 horas es muy doloroso, tener que aceptar de una vez por todas que no sucederá es aún peor, pero también es una razón muy importante para hacer grandes cambios en mi vida, ya no puedo esperar nada de la vida, ni de nadie, cuando esperas generas expectativas y cuando no suceden vienen las decepciones y a veces son magníficas, monumentales, quizá entendiendo eso en el futuro pueda ser más papá de lo que he sido en toda esta ausencia, aunque sea muy a la distancia.
 
Lo que ahora ha sucedido con mi hermana sin duda es otra razón para este cambió de timón personal, su diagnóstico temprano a mi parecer de un padecimiento serio debe ser un llamado de atención de que la vida puede durar un año tres meses como la de Rodrigo o muchos años como la vida de mi madre, espero y deseo con todo mi corazón que mi hermana sane, sin duda saldrá fortalecida de esta etapa, en lo personal es más bien un entendimiento de que la vida no la tenemos comprada y en cualquier momento bajo cualquier circunstancia puede modificarse drásticamente o incluso terminarse.
 


Quizá una razón final y no por eso menos importante es que hoy no me gusta mi país, no me gusta en lo que está convirtiendo, no estoy de acuerdo con quien gobierna y como lo hace, salí de la ciudad de México porque el gobierno iba a ser de la actual corriente, fui a un lugar algo más acorde a lo que yo busco en la vida, y aunque algunos no estén de acuerdo con mis pensamientos e ideas, hay diferencias, grandes diferencias, nunca estaré de acuerdo con los ladrones, ni con los corruptos y pillos que han estado, pero menos puedo estar de acuerdo con este gobierno, que son lo mismo que los anteriores, pero además farsantes, hipócritas, negligentes, necios y “rascuaches”, todo lo que tocan lo vuelven corriente y miserable. México puede tener muchos defectos como país, como sociedad, pero también tiene grandes atributos, lo que nunca ha sido, es un país rascuache y corriente, hoy en día lo es a causa de este gobierno y esto solo se acrecentará, la vedad no pienso ni quiero estar cerca para vivirlo. No sé si sea correcto o no, pero realmente me siento muy agredido por gente que considero pensante que apoya esa corriente, simplemente me decepcionan, quizá yo soy el que está equivocado y soy falto de visión, es posible, pero el mundo es libre de que cada quien haga lo que le venga en gana y mis ganas hoy ya no están en el país por esa razón, pero no es mi interés profundizar en este aspecto, este tema es personal y solo es una parte del cúmulo de motivos íntimos para moverme a otro lado, el mundo es muy grande y vivir solo en una pequeña parte es limitar tu existencia.
 
Lo he venido pensando desde hace tiempo, en realidad desde que murió Rodrigo, no es nuevo y con el paso de los años solo se han ido sumando las razones para ayudarme a abrir los ojos lo suficiente para ver las cosas con mayor claridad...
  
“Los caminos de la vida, no son lo que yo pensaba, no son los que imaginaba, y estos no tienen que ser necesariamente en tierra firme”


Continuará... Capíulo II -

Se despidió y decidió batirse con el mar
y recorrer el mundo en su  velero 
y navegar,  y navegar    

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