UN VIAJE LARGO, LARGO...TANTO COMO MEDIA VIDA - I
CAPITULO I - LOS CAMINOS DE LA VIDA...
ANTECEDENTES:
Bueno este escrito será largo, largo,
tan largo como una vida de poco menos de 5 décadas, cuando éste escrito haya sido
liberado a la humanidad sin duda su lectura podrá complementarse con una buena
comida, acompañada de un buen vino, un rico mezcal o lo que sea que ayude a
ahondar en este intrincado tema de la vida, los pensamientos y los sueños de
las personas y claro por supuesto del bien vivir, sin duda lo escrito en este
compendio inquietará a más de uno que tienen como costumbre “hacer lo que se
debe” ó lo que “se considera socialmente correcto” o peor aún de los que se
guían “por lo moralmente adecuado”.
También supongo que he llegado a una
edad en la cual las cartas de mi vida ya están echadas, ya sé quién soy, ya sé como soy, conozco
perfectamente mis cualidades y mis debilidades, aún sigo cometiendo errores
como cualquier ser humano, en verdad lo menos que puedo y quiero hacer es
tratar de engañarme a mí mismo o tratar engañar a los demás con poses, imágenes
o representaciones que ya no corresponden a mi persona.
Me queda claro que las razones que hoy
tengo para hacer o decidir sobre mi vida y mi entorno podrían considerarse
incorrectas, no adecuadas, “poco convencionales” o hasta descabelladas, siendo
así la primer pregunta que me surge es ¿Con base en que parámetro podrían
terceros cuestionar algo de mi vida? Al final son mis razones, son mis motivos,
solo por ese simple hecho son válidas y forman parte fundamental de mi existencia,
seguramente no serán del gusto de algunas personas o de muchas, es posible que solo
algunas personas “locas” pondrán sus pulgares arriba como signo de aprobación,
la mayoría muy probablemente proscribirán lo que leerán más adelante.
A través del tiempo he entendido que es
imposible quedar bien con todos, cuando intentas eso normalmente terminas
haciendo a medias las cosas para complacer a algunos y nunca quedas bien del
todo, al hacer eso disgustas a otros tantos con quienes quedas aún peor, pero
definitivamente lo que es seguro es que actuando a complacencia de los demás
solo quedas mal contigo mismo, quedas mal con tus propios deseos, quedas mal
con los sueños que quizá has tenido desde siempre, quedas mal hasta con el loco
que llevas dentro, y la realidad es que ese loco nunca va a desaparecer, se oculta
por temporadas largas, es posible que “la forma de vivir” que llevas lo haya aburrido
tanto que parezca anestesiado o muerto…pero ese loco siempre despierta, siempre
regresa y cuando lo hace, inquieta, mmm…y siempre me he preguntado ¿Ese loco
que llevamos dentro realmente regresa solo para inquietarte? O quizá regresa
para despertarte del letargo en el que vives y que el tipo de vida que llevas no
te permite observarte objetivamente y con claridad. Cada quien tendrá su
pensamiento y su propia respuesta.
Cada uno de esos sueños, pensamientos,
ideas y sentimientos son mi vida, y pienso que las personas que me quieren lo
valorarán aún no estando de acuerdo, no con la misma intensidad pero lo harán.
También se que muchas personas de esas que son más aventureros de televisión o
rebeldes de closet se identificarán con lo que he decidido, aunque esos intrépidos
de cartón nunca se moverán del sillón de su sala.
A todo ese movimiento interno que te
inquieta, que te cuestiona de cuando en cuando y que te confronta con la vida
que llevas yo lo llamo el “sentimiento básico”, realmente creo que solo algunas
personas en el mundo tienen la posibilidad de percibirlo realmente, y de esos
algunos solo muy pocos tienen la claridad para entender ese llamado con la suficiente
fuerza para hacerle caso para motivarlos a moverse de donde están hacía otro
lado, quizá no es tan claro a donde debes moverte pero siempre será a un lugar
mejor, incluso por razones que ni siquiera uno mismo en ese momento comprende,
pero te mueve. Yo creo, en verdad, ser de esas personas, a lo largo de mi vida me
ha sucedido cíclicamente y siempre lo he tratado de conducir por los caminos de
“lo socialmente adecuado”. Hoy es el día de abrazar ese sentimiento y no
dejarlo ir, no ignorarlo, no proscribirlo y mucho menos considerarlo indebido,
porque creo que a lo largo de mi vida he recibido suficientes mensajes que me
han hecho percibir profundamente “ese sentimiento básico”.
Tengo 53 años bien vividos, en ese
tiempo he tomado decisiones relevantes, unas buenas y muchas otras malas, hasta
ahora no me puedo quejar pero mi vida como la de todos se ha conducido a veces con
algunos capítulos y temporadas muy nefastas, y muchas otras temporadas muy
buenas, a pesar de eso me ha ido bien, bastante bien, el punto es que...no sé
cómo decirlo, creo que en el fondo no soy del todo feliz y sé que esto de la
felicidad no es del todo así, pero es la única forma que he podido encontrar
para expresar que aún falta mucho por escribir en esta mi historia. Pero si no
hago cambios radicales, ya podré escribir mucho más y realmente no es lo que
quiero.
Para ser sincero no sé bien a bien que
significa ese concepto de “ser feliz o no serlo” y en verdad tampoco es a causa de alguna
crisis de edad, no sé si sea algo que la sociedad ha impuesto para encasillar la
vida de las personas en blanco y negro en bueno o malo, pero considero que es
relevante saber si realmente existe la felicidad como tal o es solo un concepto
implantado socialmente. En lo personal siempre he tenido ese deseo de buscar “eso”
la felicidad, la cual utópicamente pudiera interpretarse como una mezcla de factores
en la vida de una persona como; tener estabilidad emocional, no tener problemas
económicos, no tener grandes sobresaltos en la vida, llevando una vida
“cómoda”, con un seguro de gastos médicos, con relativa buena salud, tener un
trabajo estable con prestaciones aceptables, perseguir un futuro patrimonio o
en vías de hacerlo, o bien podría ser teniendo un negocio exitoso, poseer con
una casa acogedora, acompañado de una familia hermosa formada por tus hijos a
tu lado, con mascotas felices retozando en tu jardín, una esposa que te quiera
y como cereza del pastel sería deseable que también estés acompañado de tu familia de
origen y que además esa familia de sangre se lleve bien con tu familia política
y no solo que se toleren como sucede en el 99% de las veces, esto entre otras
cosas creo podría denominarse como un estándar de lo que sería la felicidad de
una persona promedio.
Pues bien creo que eso es completamente
subjetivo, difícil de lograr y la búsqueda es sumamente desgastante y por
momentos frustrante, para que en un futuro medio los abuelos, los padres o
amigos y conocidos puedan pensar o decir “mi hijo o mi nieto tuvo éxito” o
“fulano de tal es exitoso”, pues eso también vuelve a ser subjetivo, por
momentos hasta pareciera que tu vida solo se enfoca en el cumplimiento de los
estándares de los demás y no en los tuyos propios.
Yo estoy convencido que dentro de cada
uno de nosotros existe un chip, eso que anteriormente llame el sentimiento
básico, aunque no todos puedan percibirlo, creo que ese aspecto lo podemos
moderar o “domar” por temporadas, por periodos largos en la vida, también
podemos disfrazarlo o disimularlo por muchos años, pero siempre existirá dentro
de nosotros, hasta que sale a la superficie, siempre sale, y si ese chip personal
es el generador de algo dentro de ti que te hace sentir vivo o útil o que le da significado real a tu
vida, a la tuya nada más, pues… hay que hacerle caso, sin duda, aunque hacer
eso siempre será un potencial generador de problemas, para ti y para las
personas que te rodean ya sea que estén de paso o que sean relaciones
permanentes en tu vida, porque tarde o temprano ese chip se activará y
terminarás actuando, moviéndote de donde estés o de lo que estés haciendo o
incluso modificando radicalmente los términos actuales de tu vida y de quien
esté a tu lado, probablemente tendrás que renunciar a los apegos más añejos que
puedas haber generado, eso te lleva a renunciar a todo lo que no te lleva al
lugar que estás buscando, es seguro que inicialmente no sabes cuál es ese
lugar, en realidad no importa, cuando llegas ahí, solo lo sabrás, lo sentirás o
cuando menos que estás en el camino, incluso hay personas que nunca llegan “a
ese lugar”, pero quizá y solo quizá “el lugar” de esas personas solo es estar
en el camino y no en el destino.
Yo creo tener ese chip, lo tuve quizá
desde la primaria en aquella ocasión que no me pasaron a recoger a la escuela y
tome mi camino a quien sabe dónde, pero solo comencé a caminar, más fácil era
llorar a esa edad, o solo quedarme dormido o sentado en las escaleras del
colegio, pero yo decidí caminar aunque seguramente también lloré en el camino,
o como a los 18 años que de un momento a otro decidí irme a Europa y ya allá
viajando con dos amigos decidí viajar solo, no fue un pensamiento, no fue un
conflicto entre viajeros, solo fue una necesidad primicia fulminante que me
hizo actuar, escribí en una hoja de papel un par de cosas y ellos visitando una
parte de la ciudad y yo otra, a través de ese papel me despedí y a 9,184.4
kilómetros de distancia de mi casa en la Ciudad de Granada España inicie mi
viaje “en soledad” con la mejor compañía que tenía a mano…yo mismo.
A esa edad y en esos años de mediados
de los ochentas cuando todo era diferente, todo era básico, yo con una crianza
de casa, solo de casa, no podía conocer aún mis propios alcances, no sabía de
que estaba hecho, muy inexperto en muchas cosas, con solo el idioma nativo
encima y todas las ínfulas de un pretencioso adolescente mexicano de clase
media, que en su cuadra se sentía dueño del mundo, pero un poco más allá el
mundo se empezó a hacer grande, muy grande, pero ese joven a esa edad y en ese
lugar, solo comenzó a caminar en ese inmenso mundo, lo hizo en contra de todos
los pronósticos que de su personalidad se podría esperar, pero al final son
cosas que nunca me causaron temor, solo llegan y llegan tan fuerte que te
mueven y me moví.
Ese chip se activó nuevamente a mis 27
años en donde de un momento a otro decidí irme a Cancún, con una pareja en un
plan inicial y que debido a los miedos, los traumas o las inseguridades que
cada persona alberga en su interior le hicieron tomar la decisión de “no ir”,
al final me fui solo, en Cancún se forjaron muchas ideas personales para mí
futuro, en buena parte se formó el inicio de mi personalidad adulta y como
individuo, también se generaron mis primeros sueños reales como persona
consiente, vinieron sentimientos y resoluciones que a uno le llegan en esos
momentos, en esos años llamados de “la plenitud de la vida”, aunque después la
vida misma se empecine en tratar de borrarlos con una o muchas nueva vidas
encima, y así me sucedió a mí, como le sucede a la mayoría de las personas en
el mundo, en donde sus vidas poco o nada tiene que ver con lo que pensaron,
soñaron o desearon en la juventud.
Estando en Cancún era feliz, por
momentos fue el único lugar en donde pensé que había llegado a donde quería
estar, es poco probable que nadie lo recuerde pero es interesante darme cuenta
que mi primer idea de que hacer en de mi vida adulta fue el ser oceanógrafo o
biólogo marino, motivado en su tiempo por Ramón Bravo y Jacques Costeau, en
esos ayeres no había mucha información de donde echar mano para investigar al
respecto, pero los pocos accesos a programas de televisión, a algunos libros de
Time Life que se tenían en casa y principalmente a una mágica y aparente eterna
suscripción que se tenía de la revista
de National Geographic fueron los motores de esos sentimientos, de esos sueños
juveniles, sin embargo el fogoso deseo de estudiar Oceanografía en los 80´s fue
apagado de inmediato con diversos baldes de agua helada, el primero debido a la
situación tan precaria del país hacia esas carreras nacientes, el segundo
debido a la lejanía de ir a estudiar a Guaymas Sonora y lo que eso representaba
en una familia de clase media en el DF, el tercer balde fue un rotundo NO
emitido sonoramente por mis padres que al unísono clamaron “te vas a morir de
hambre” y el último balde y más importante fueron mis escasas aptitudes
académicas, que terminaron de tajo y para siempre con esa loca idea que en los
años ochentas estaba fuera de época, hoy en retrospectiva pienso que a esa edad
en ese tiempo fue lo más cercano que una persona como yo pudo haber tenido como
su primera pasión.
Regresando a los tiempos en Cancún, a
los 27 años tenía toda una vida por delante, aunque la pareja en turno me
alcanzó meses después de mi partida, la verdad es que su llegada solo ocasionó
una presión innecesaria a un mundo personal que apenas se estaba formando y que
Cancún era tierra fértil para incubar esos sueños, pero para ella no porque de
una u otra forma ella no tenía ni la intención ni el deseo de vivir allá,
obviamente la relación no fue exitosa, en realidad y siendo sincero mis
relaciones nunca lo han sido, eso es un costo de personalidad que debo asumir,
pero esa es otra historia.
En Cancún mi deseo era comprar un
velero, estuve cerca de hacerlo, lo perseguí los 3 años que estuve allá, aunque
solo eran 18 mil pesos, en ese tiempo fueron inalcanzables, nunca pude, nunca
se logró y menos cuando a tu lado tienes a alguien que no comparte esos deseos
y que además nada de lo que sucede le satisface, en esas circunstancias fue
difícil tomar decisiones unilaterales de ese tipo, nunca compré el velero pero
recuerdo que el deseo de hacerlo fue fuerte, intenso, sin embargo debo
reconocer que parte de mi personalidad tiene esa mala costumbre tan arraigada
de no aceptar fácilmente las derrotas de la vida y las derrotas en la
relaciones de pareja, también mi personalidad no tenía en ese tiempo la
capacidad de asumir las pérdidas de esas derrotas, y por ende no tenía la
claridad para darme cuenta de cuando es tiempo de terminar una relación que no
iba a ningún lado, al contrario de eso, nos casamos, más con el afán de cumplir
los estándares de pareja socialmente establecidos, sumado a un deseo personal y
permanente de tratar complacer a una pareja insatisfecha de todo y de nada a la
vez (por cierto hoy en día sé que eso también es un patrón que me persigue), en
esos años mozos ese deseo de ver contenta y feliz a la persona que tenía a mi
lado era prioritario, o simplemente era una idea falsa de rescatar lo que ya
estaba perdido, analizar eso ya no tiene sentido, pero es bueno poner el
contexto, además en el país las cosas no eran fáciles debido al mentado error
de diciembre al final de un sexenio gubernamental y el inicio de otro, todo eso
junto ocasionó que la presión de las cosas se resolviera en el final de la vida
en Cancún y el inmediato regreso a la Ciudad de México “en contra de mi
voluntad”, en ese tiempo mi voluntad no era tan férrea, mi sueño de mar volvió
a quedar guardado en un cajón.
Y bien ahí es donde la vida te regala
más vida, de ninguna manera este comentario es una queja, al contrario, es un
hecho, pero ese hecho dejó dormido por segunda vez y por mucho más tiempo ese
sueño tan personal de mar.
La vida se lleno de muchas cosas muy
buenas, mi vida se lleno de caballos, de rancho, de motos, de puestos de
trabajo, de responsabilidades, hubo dinero por momentos, hubieron viajes, de
todo un poco, todo agradable, y todas esas cosas llenan una vida en verdad,
pero…a mi parecer o en mi caso cuando menos, no alimentaron ese lugar especial
dentro de uno mismo, ese lugar que da plenitud perpetua, se dice que nada es
para siempre, pero en verdad creo que cuando alimentas ese lugar especial
dentro de ti al que yo llamo “el vasito de la plenitud personal”, cuando lo
alimentas, aunque sea con poco, lo que entra ahí ya nunca vuelve a salir, ese
vasito nunca baja su nivel, siempre solo es para sumar, cuando pones algo ahí
dentro se deja huella indeleble en ese pequeño espacio, eso aún no sé cómo
explicarlo. Aunque por otro lado también es muy posible que el insatisfecho
permanente sea yo, no lo sé. Profesionalmente tampoco me puedo quejar, por
momentos hice mucho más de lo que yo mismo esperaba y lo hice bien, hasta que
se gastó, se gastó dentro de mí y en verdad me costó mucho tiempo dejar atrás
ese papel que represente por muchos años, el del Contador, el del
Profesionista, el del Director que todo lo sabía, el que todo lo solucionaba,
para eso me llevaban a esos puestos, esa fama nadie me la regaló y para eso era
bueno, pero lo que es una realidad que tarde o temprano te abofetea con fuerza
es justo eso, que siempre había alguien que te llevaba, alguien que te dirigía,
alguien que te mandaba y que tu debías obedecer. Pero esa… también es otra
historia.
Desde aquellos años en Cancún hasta la
fecha vinieron más personas con necesidades de rescate, aunque pensándolo bien
es fácil responsabilizar a los demás, en ese caso es muy posible que el de la
necesidad del rescate haya sido yo y solo me veo reflejado en las demás
personas, en fin no soy muy bueno en aspectos psicológicos, las cosas así se
dieron.
Después vinieron las hijas, que sin
duda quizá sea lo más hermoso que uno puede sentir como ser humano, ese amor
puro, simple y total, que siempre se ve enfangado por miles de cosas que poco o
nada tienen que ver con el amor. También nació Rodrigo y aún sin entenderlo,
sin tenerlo realmente, simplemente se fue, dejando vacíos por todos lados,
huecos que nunca se llenaran, dejaron mi corazón roto y mi alma marchita, pero
aún así uno sigue uno simplemente aprende a vivir con esos huecos, después vino
la separación de mis hijas cuando mejor llevaba a cabo mi papel de papá, ese
papel para el que nunca audicioné, papel que nunca soñé pero que al llevarlo a
cabo me sentí tan pleno, tan capaz como pocas veces en mi vida, como cuando no
sabes para que eres bueno pero en el camino te das cuenta de que naciste para
eso y sin duda yo había nacido para ser papá, siendo papá sin duda llenaba
cotidianamente ese “vasito de la plenitud personal”, vino la separación más por
una necesidad de supervivencia personal, para evitar caer en la locura
cotidiana y en una dinámica sumamente enferma, y fue cuando de golpe y porrazo
acabo mi paternidad para siempre y eso significó en verdad para siempre, porque
con la muerte de Rodrigo decidí operarme para no volver a tener hijos, simplemente
no sería capaz de volver a sentir ese dolor tan profundo. Con la separación de
mis hijas se abrieron otros dos boquetes que nunca más se pudieron llenar, incluso
ahora, mis hijas están pero no están, dentro en mi corazón las amo con todas
mis fuerzas, luche 12 años para estar más cerca de ellas, para conseguir una
custodia compartida que nunca se logró, yo buscaba que mis hijas y yo
tuviéramos tiempos igualitarios, con las obligaciones, responsabilidades y
derechos que eso conlleva, pero eso nunca sucedió, lo intenté muchos años pero
en verdad por sanidad mental llega un momento que debes parar, tienes que
decirle a tu cabeza que debes dejarlas ir, porque el precio de no hacerlo es la
locura, la añoranza eterna de ese deseo incumplido, de ese amor inconcluso, que
ahora solo es lejano y que solo se deja ver y sentir esporádicamente, así que
primero tuve que dejar ir a Rodrigo a la fuerza, sin desearlo y después de
distinta forma pero igual tuve que dejar ir a mis dos hijas, sin desearlo
tampoco, tuve que olvidarlas de mi día a día de su día a día, de su desarrollo
cotidiano, de sus problemas diarios, de sus sentimientos continuos, de sus
caritas de todos los días y de todos sus estados de ánimo, de sus besos y
abrazos diarios, simplemente se detuvieron de golpe, al inicio no me
permitieron verlas por 2 años, y que como resultado del acuerdo legal terminara
siendo papá 4 días al mes, y con el tiempo dejar de ser papá para ser más un
proveedor. Es complicado explicarlo , pero quien ha estado en ese caso lo
entenderá.
De buscar y buscar uno también se
agota, el amor a los hijos es ilimitado, no tiene rencor, tampoco tiene
condiciones, pero con el paso del tiempo el hueco se hace más grande y si no
paras en verdad se te puede ir la vida de a poco, dejas una parte de ti en cada
hijo cuando no estás cerca o cuando no te permiten estar cerca, pierdes muchas
etapas de su infancia, pierdes grandes capítulos de su juventud y después toman
su propio camino. Hoy llevo 12 años en esa búsqueda para que pudieran estar
conmigo, busque tratando de no violentar, no haciendo efectivos los
innumerables incumplimientos a los acuerdos legales, solo con la idea de que
ellas no salieran lastimadas, tratando de no forzar demasiado para no romper las
cosas, para no generar más agresión de la que ya recibían en casa. De haber
seguido así cuando menos me dé cuenta tendré 75 años y las cosas seguirán
igual, ellas con su vida y yo deseando estar con ellas, en realidad no se puede
vivir así, hoy ya no estoy dispuesto, ya no, no por falta de amor hacía ellas,
de ninguna forma, en verdad es por justamente por lo contrario.
O quizá nunca tuve el chip de papá,
quizá si lo tuve y ya se daño, quizá si lo tengo aún dentro de mí pero ya se
modificó, en las formas, en los tiempos y en los alcances, en realidad no lo
sé. Sin duda mi vida hubiera sido muy distinta de haber tenido a mis hijas
conmigo, mi vida hubiera ido por otro lado, mi vida hubiera sido para ellas y
yo realizado por esa razón, me vi y me imagine mucho tiempo consagrado a ellas,
pero no sucedió y ante eso también debo reaccionar por supervivencia, el tener
a mi lado la sombra y el recuerdo permanente de Rodrigo es difícil, por
momentos siento y creo que mi alma está llena de huecos que no se llenarán,
heridas que no sanaran, pero la vida siempre te levanta, tu espíritu siempre
está en guardia y he resuelto que debo vivir de otra forma y de verdad hacerlo
por mí, pienso en verdad que al hacer eso indirectamente lo estaré también
haciendo por ellas, aunque sea de lejos, de muy lejos. Quizá mi enseñanza para mis
hijas en el futuro será mostrarles que el mundo es mucho más grande que un
departamento en una buena zona de la ciudad.
Lo sucedido con Rodrigo, el saber que
estuvo tan poco tiempo y buena parte de ese tiempo solo en el dolor y en el
sufrimiento fue muy difícil pero con el tiempo me di cuenta que su paso por
este mundo me había dejado una gran enseñanza que ocasionó en mí la primera
gran modificación importante de mi vida, que fue quitarme lo amargoso, lo
soberbio, lo necio, lo peleonero y toda esa personalidad “exitosa” pero
despreciable de muchas formas que construí por muchos años, basado en las
inseguridades personales sin duda, pero también en el deseo quizá innecesario
de demostrarle a la gente y a mí mismo que si podía, que si sabía y que no era
menos que nadie, toda esa personalidad empezó a desaparecer cuando pude
trabajar la muerte de Rodrigo con todas las lecciones que eso me dejó.
La ausencia de mis hijas y lo que
siento por dentro todos los días al no ser su papá de 24 horas es muy doloroso,
tener que aceptar de una vez por todas que no sucederá es aún peor, pero
también es una razón muy importante para hacer grandes cambios en mi vida, ya
no puedo esperar nada de la vida, ni de nadie, cuando esperas generas
expectativas y cuando no suceden vienen las decepciones y a veces son
magníficas, monumentales, quizá entendiendo eso en el futuro pueda ser más papá
de lo que he sido en toda esta ausencia, aunque sea muy a la distancia.
Lo que ahora ha sucedido con mi hermana
sin duda es otra razón para este cambió de timón personal, su diagnóstico
temprano a mi parecer de un padecimiento serio debe ser un llamado de atención
de que la vida puede durar un año tres meses como la de Rodrigo o muchos años
como la vida de mi madre, espero y deseo con todo mi corazón que mi hermana
sane, sin duda saldrá fortalecida de esta etapa, en lo personal es más bien un
entendimiento de que la vida no la tenemos comprada y en cualquier momento bajo
cualquier circunstancia puede modificarse drásticamente o incluso terminarse.
Quizá una razón final y no por eso
menos importante es que hoy no me gusta mi país, no me gusta en lo que está
convirtiendo, no estoy de acuerdo con quien gobierna y como lo hace, salí de la
ciudad de México porque el gobierno iba a ser de la actual corriente, fui a un
lugar algo más acorde a lo que yo busco en la vida, y aunque algunos no estén
de acuerdo con mis pensamientos e ideas, hay diferencias, grandes diferencias,
nunca estaré de acuerdo con los ladrones, ni con los corruptos y pillos que han
estado, pero menos puedo estar de acuerdo con este gobierno, que son lo mismo
que los anteriores, pero además farsantes, hipócritas, negligentes, necios y
“rascuaches”, todo lo que tocan lo vuelven corriente y miserable. México puede
tener muchos defectos como país, como sociedad, pero también tiene grandes
atributos, lo que nunca ha sido, es un país rascuache y corriente, hoy en día
lo es a causa de este gobierno y esto solo se acrecentará, la vedad no pienso
ni quiero estar cerca para vivirlo. No sé si sea correcto o no, pero realmente
me siento muy agredido por gente que considero pensante que apoya esa
corriente, simplemente me decepcionan, quizá yo soy el que está equivocado y
soy falto de visión, es posible, pero el mundo es libre de que cada quien haga
lo que le venga en gana y mis ganas hoy ya no están en el país por esa razón,
pero no es mi interés profundizar en este aspecto, este tema es personal y solo
es una parte del cúmulo de motivos íntimos para moverme a otro lado, el mundo
es muy grande y vivir solo en una pequeña parte es limitar tu existencia.
Lo he venido pensando desde hace tiempo,
en realidad desde que murió Rodrigo, no es nuevo y con el paso de los años solo
se han ido sumando las razones para ayudarme a abrir los ojos lo suficiente
para ver las cosas con mayor claridad...
“Los caminos de la vida, no son lo que yo pensaba, no son los que
imaginaba, y estos no tienen que ser necesariamente en tierra firme”
Continuará... Capíulo II -
Se despidió y decidió batirse con el mar
y recorrer el mundo en
su velero
y navegar,
y navegar
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