HISTORIAS DE COVID 2


Camaradería en el Hospital



Siendo un hombre de 45 años que goza en general de buena salud, a mediados del año pasado en media pandemia, me empecé a sentir mal, tuve por las circunstancias que hacer una visita cautelosa al hospital a checar cual era la causa, me declararon positivo de Covid, sin mediar muchos trámites me ingresaron a zona de cuarentena, debido a que sin razón aparente mi oxigenación era muy baja, mi familia impactada estaba a mi lado, nos despedimos con mucha intranquilidad y mucho miedo y dentro de ese hospital conocí tanto el cielo como el infierno.

En un cuarto individual habían habilitado 6 camas, con cierta “sana distancia” pero en realidad a mi parecer todo era bastante desordenado, pero podía entender que todo estaba dentro de un aparente “orden” médico, junto a mi había una persona mayor los dos protegidos por burbujas de plástico que evitaba el contacto con médicos, con enfermeras y obviamente con nosotros mismos.




Muchos estrés, mucho caos y dos personas que decidieron comunicarse, muchas pláticas, interminables, de muchos temas, de la vida, de la muerte, vimos poco o casi nada de lo que pasaa a nuestro alrededor, pero escuchamos muchas cosas, cosas terribles, no sabíamos si eran verdad o mentira, era complicado dimensionarlo en nuestra situación, no grave pero confinados.

Estuvimos poco más de 17 días internados, lo que ahí hablamos, lo que nos apoyamos solo con palabras, y lo que vivimos a través de las historias y experiencias que cada uno compartimos con el otro, fueron oxigeno puro, por solo 2 semanas dos perfectos desconocidos que no tenían nada que ver uno con el otro nos aliamos como método de supervivencia, nos forzábamos a comunicarnos, a responder cuestionamientos de vida, a tomar decisiones de nuestro futuro, nos forzamos a sobrevivir, todo eso solo fueron herramientas para mantener al cerebro ocupado, en una situación límite.

Al pasar el tiempo afortunadamente ambos salimos sin complicaciones aparentes, el un día antes que yo, la verdad nunca nos volvimos a ver, no volvimos a saber uno del otro, sin teléfonos, sin familiares a la mano, fue complicado. Los dos afortunadamente salimos con vida de ahí.



Conocí toda su vida y el la mía, pero poco o nada para localizarnos uno al otro al salir y más en situaciones así, pero por ese corto periodo de tiempo el fue mi salvación y yo la de él, ambos sabemos eso y nos quedamos con el recuerdo en nuestros corazones. A veces pienso que el reencontrarnos después pudiera incluso romper ese idilio de salvación que cometimos esos 17 días de Covid.




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